Las normas del Sector Energía y Minas se situan en un marco global de plena estabilidad jurídica, libertad económica, garantías, promoción a las inversiones y la pacificación del país.
Dentro de estos lineamientos de política, las inversiones y operaciones quedan a cargo de la empresa privada. Están a cargo del Estado, los roles concedente, normativo y promotor. Objetivo primordial de la política minera peruana es aprovechar los recursos minerales racionalmente, respetando el medio ambiente y creando condiciones para el progreso del sector en un marco estable y armonioso para las empresas y la sociedad. El desarrollo normativo del Estado persigue el equilibrio entre los derechos y obligaciones de las empresas mineras, enfatizando el tema ambiental, de acuerdo con los estándares internacionales y los compromisos adquiridos por el Perú. Asimismo, no descuida los aspectos de una filosofía empresarial responsable, que dé seguridad a los trabajadores y alcance relaciones amigables con las comunidades locales y su cultura, así como con la comunidad nacional. Lineamientos de Politica Minera
PEI 2012-2016
En este sentido, el Estado promueve el crecimiento de las actividades mineras y energéticas fomentando la prevención y mitigación de los impactos ambientales y sociales, para lograr el desarrollo sostenible del país. Un objetivo básico de la Ley de Minería es la inversión en exploración y el desarrollo de proyectos en las áreas concedidas. Para ello desalienta la tenencia especulativa mediante la introducción de penalidades para la vigencia de los derechos mineros improductivos, lo que da oportunidad a nuevos prospectos. |
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martes, 26 de noviembre de 2013
POLITICA MINERA EN EL PERU
lunes, 25 de noviembre de 2013
COLORES DEL ORO
Cuando en
el s. V a.C. Píndaro describió el oro como «hijo de Zeus,
al que no devoran ni la polilla ni la herrumbre, pero cuya suprema posesión
devora la mente del hombre», expresó en pocas palabras toda su
historia.
John Stuart Mill parafraseó espléndidamente estos versos en
1848: "Puedes tocar sin
temor el oro / pero si se adhiere a tus manos, te herirá presto." El
oro constituye desde luego un cúmulo de contradicciones. Los
hombres creen que representa un refugio hasta que, de tanto tomarlo en serio, se convierte en una maldición.
Las
naciones lo han buscado por toda la Tierra con el fin de dominar a otras, pero
al cabo descubrieron que el oro controlaba su propio destino. Al final del arco
iris el oro constituye la felicidad suprema, pero emerge del infierno cuando se
encuentra en e fondo de la mina.
Ha
colaborado con algunos de los más grandes logros de la humanidad, pero también
suscitado algunos de sus peores crímenes. Cuando lo empleamos para simbolizar la
eternidad, eleva a las personas a la dignidad suprema, la realeza, la religión,
la ceremonia. Sin embargo, el oro, vida perdurable, impulsa a los hombres hacia
la muerte. Su más misteriosa incongruencia radica en sí mismo. Es tan maleable
que puede adoptar prácticamente cualquier forma; incluso los pueblos menos
refinados son capaces de crear con él bellos objetos.
Más aún, es
imperecedero. Cabe convertir el mineral de hierro, la leche de vaca, la arena e
incluso los puntos luminosos de un ordenador en algo tan diferente de su estado
originario que los vuelva irreconocibles. No sucede así con el oro. Cada trozo
de este metal refleja las mismas cualidades: el de los pendientes, el aplicado
al halo de un fresco, el de la cúpula de la Cámara Legislativa de Massachusetts,
el salpicado en los cascos del equipo de fútbol americano de Notre Dame y el de
los lingotes guardados en la «hucha» oficial de Estados Unidos en Uort Knox.
Pese a las
complicadas obsesiones que ha generado, el oro es en su esencia maravillosamente
simple. Su símbolo químico (Au) procede de aurora. Sin embargo, pese a esta
fascinante evocación de un cambio, el oro es químicamente inerte, lo que
explica, entre otras cosas, que su brillo sea perpetuo. En un museo de El Cairo
se exhibe un puente dental hecho de oro de casi 4.500 años de antigüedad:
cualquier persona podría utilizarlo en la actualidad. El oro es extremadamente
denso. Un volumen de 0,028 m3 pesa media tonelada.
En 1875, el
economista británico Stanley Jevons observó que los 20 millones de libras
esterlinas de las transacciones que pasaban cada día por la Cámara de
Compensación Bancaria de Londres pesarían unas 157 toneladas si fueran pagadas
en monedas de oro «y se necesitarían ochenta caballos para transportarlas». La
densidad del oro supone la posibilidad de utilizar cantidades muy pequeñas para
monedas de gran cuantía. El oro es casi tan blando como la masilla. El del
cristal veneciano era reducido a un grosor de 0,0000125 cm. tras un proceso
conocido como sobredorado. El rey Ptolomeo II de Egipto (285-246 a.C.) ordenó
que un oso polar de su zoo encabezara un desfile festivo, seguido de un grupo de
hombres portadores de un falo bañado de oro y de 55 m. de altura.
Usted
podría estirar una onza de oro (28,4 g) hasta convertirla en un alambre de 80
Km. de longitud o, silo prefiere, batirla para que se transformara en un pan de
oro de 9,3 m2 A diferencia de cualquier otro elemento de la Tierra,
perdura casi todo el oro extraído, ahora en gran parte en museos, embelleciendo
estatuas de antiguos dioses y sus ornamentos o en exposiciones numismáticas;
resta una porción en las páginas iluminadas de manuscritos, otra en relucientes
lingotes sumidos en los sótanos oscuros de los bancos centrales y bastante en
dedos, orejas y dientes. Hay un residuo que permanece callado en los barcos
hundidos en el fondo del mar.
Si se
formase con todo ese oro un cubo macizo, sería equiparable a cualquiera de los
grandes petroleros de hoy en día; su peso total sería de unas 125.000
toneladas,9 lo que significa un volumen inapreciable si se compara con el acero
producido por Estados Unidos en pocas horas; el conjunto de esas empresas posee
una capacidad de 120 millones de toneladas anuales.
La tonelada
de acero cuesta 550 dólares —2 centavos la onza—, pero esas 125.000 t de oro
valdrían un billón de dólares a los precios actuales. ¿No es extraño? Con acero
podemos construir edificios de oficinas, barcos, coches, contenedores y máquinas
de todos los tipos; con oro no es posible construir nada. Sin embargo es al oro
al que llamamos metal precioso. Nos sobrecoge el oro y bostezamos ante el acero.
Cuando todo
el acero se halle enmohecido y podrido y mucho tiempo después de eso, el gran
cubo de oro permanecerá idéntico. El oro goza de esa clase de longevidad con la
que todos soñamos. Su resistencia tenaz a la oxidación, su anómala densidad y su
maleabilidad inmediata, esos atributos naturales y simples, explican todo lo que
hay tras el romance del oro (incluso la elección de la palabra inglesa
gold no es caprichosa; procede de gelo, en el inglés
antiguo, y ese término significaba «amarillo»).
En joyería
fina se denomina oro alto o de 18k aquél que tiene 18 partes de oro por 6 de
otro metal o metales (75% en oro), oro medio o de 14k al que tiene 14 partes de
oro por 10 de otros metales (58,33% en oro) y oro bajo o de 10k al que tiene 10
partes de oro por 14 de otros metales (41,67% en oro). El oro de 24k es muy
brillante, pero es caro y poco resistente; el oro alto es el de más amplio uso
en joyería, ya que es menos caro que el oro puro o de 24k y más resistente, y el
oro medio es el más simple en joyería.
Debido a su
buena conductividad eléctrica y resistencia a la corrosión, así como una buena
combinación de propiedades químicas y físicas, se comenzó a emplear a finales
del siglo XX como metal en la industria. En joyería se utilizan diferentes
aleaciones para obtener diferentes colores, a saber:
Oro amarillo = 1000 g de oro amarillo tienen 750 g de oro, 125 g de
plata y 125 g de cobre.
Oro rojo = 1000 g de oro rojo contienen 750 g de oro y 250 g de cobre.
Oro rosa = 1000 g de oro rosa contienen 750 g de oro, 50 g de plata y 200 g de cobre.
Oro blanco = 1000 g de oro blanco tienen 750 g de oro y 160 g de paladio y 90 g de plata.
Oro gris = 1000 g de oro gris tienen 750 g de oro, alrededor de 150 g de níquel y 100 g de cobre.
Oro verde = 1000 g de oro verde contienen 750 g de oro y 250 g de plata.
Oro rojo = 1000 g de oro rojo contienen 750 g de oro y 250 g de cobre.
Oro rosa = 1000 g de oro rosa contienen 750 g de oro, 50 g de plata y 200 g de cobre.
Oro blanco = 1000 g de oro blanco tienen 750 g de oro y 160 g de paladio y 90 g de plata.
Oro gris = 1000 g de oro gris tienen 750 g de oro, alrededor de 150 g de níquel y 100 g de cobre.
Oro verde = 1000 g de oro verde contienen 750 g de oro y 250 g de plata.
domingo, 10 de noviembre de 2013
Metales preciosos, origen colonial del mundo moderno y destrucción de la América Indígena
Metales preciosos, origen colonial del mundo moderno y destrucción de la América Indígena
Aquí va repetirse brevemente lo muy conocido en la historia económica de Occidente: los metales preciosos venidos de América (consecuencia de la destrucción y expropiación de la América Indígena – AI) fueron esenciales para el desarrollo del capítulo conocido como Acumulación Primitiva piedra fundamental de la Revolución Industrial, culminación material de la modernidad. Claro, la modernidad no fue solo cuestión material. Eso porque esa base material generó condiciones para el aparecimiento de nuevas relaciones sociales y así, para una nueva subjetividad que aceptó, por ejemplo, la posibilidad de la igualdad entre los seres humanos. Por ejemplo Aníbal Quijano ha recuperado la idea de que solo después de la experiencia del contacto con las sociedades indígenas americanas fue posible, en Europa, escribir obras como Utopía (Thomas Moore) que constituyó un auténtico corte histórico en la forma de concebir sociedades socialmente justas. Antes de Utopía esas sociedades se encontrarían solo retornando al pasado (al Paraíso Perdido, etc.) lo que históricamente es imposible; después de Utopía: luchando por construirlas en el futuro lo que históricamente es posible. Y en todo eso el Mundo de los Incas jugó un papel de primer orden bastando recordar que, hasta el período de Los Enciclopedistas (1780s), el libro Los Comentarios Reales de los Incas fue publicado más de diez veces. En todo el período colonial nadie escribió algo equivalente al libro del Inca Garcilaso de la Vega para influenciar el imaginario europeo en su visión de la AI. Pero lo extraordinario a destacar es que la nueva situación que fue generándose en Europa, que abrió las puertas a los ideales de igualdad, libertad etc., se basó en la simultánea explotación y destrucción de la AI en la que fue generalizándose la desigualdad y la opresión. Esa es la gran ironía (o contradicción) de la Era Moderna sintetizada en la frase origen colonial del mundo moderno. Y esa contradicción continúa no resuelta y por eso el Mundo Moderno (1492 hasta hoy) infelizmente, y a pesar de las posibilidades que generó, aún no superó la antigua diferencia entre ricos y pobres, característico de toda sociedad de clases, ni la moderna constituida por el racismo construido y difundido por el mundo a partir de la destrucción de la AI.
En la destrucción de la AI todas las potencias europeas del período participaron, unas con más intensidad que otras. Aquí no se esta defendiendo la leyenda negra (ideología que pone en España la responsabilidad exclusiva por la destrucción de AI) . NO: solo se está demostrando que los conquistadores, que beneficiaron a los grupos dominantes de la España colonial, no tuvieron límites (ni materiales ni ideológicos) para explotar la población indígena. Pero esa España tuvo una minoría que desde el inicio protestó contra la destrucción de AI siendo su punto alto Bartolomé de las Casas. Este padre con sus luchas (que consiguieron finalmente que la iglesia reconociera que los Indios de América sí tenían alma y por lo tanto sí eran seres humanos) no solo contribuyó a frenar la liquidación de la población indígena sino que contribuyó a salvar el alma (lo mejor) de España. Hasta dónde este autor conoce y en relación a los indios no hay equivalentes a Bartolomé de las Casas entre los colonizadores británicos (y sus continuadores, los independentistas de EUA), franceses y portugueses. El historiador francés Pierre Chaunu nos informa que los pieles rojas, al momento de la violenta llegada de los europeos, aún eran esencialmente cazadores y recolectores (y por tanto no muchos) y por eso difícilmente podían transformarse en trabajadores explotables. Así en la América del Norte (dominada por ingleses, sus continuadores independistas y franceses) resultó que, en términos de la razón colonial, obviamente que lo mejor era el indio muerto: eso explica el casi exterminio de los pieles rojas. No ocurrió lo mismo en los territorios dominados por España dónde las altas civilizaciones indígenas (Incas y Aztecas al momento de la conquista), que ya eran urbanas, habían producido no solo grandes concentraciones de población sino gente que, con relativa facilidad, podía transformarse en trabajadores explotables. Así en algún momento apareció como obvio, para la razón colonial, que lo mejor era mantener al indio vivo. En los dominios coloniales portugueses ocurrió algo parecido con la América del Norte. Allí la esclavitud de los indígenas (constituidos casi exclusivamente por cazadores y colectores), fue legal hasta 1758. Entonces y debido al hecho que ella era la principal responsable del casi exterminio de los indígenas, el Marqués de Pombal pasó una ley prohibiendo la esclavitud Los indios entonces se habían transformado en importantes para justificar el principio de Uti Possidetis que Portugal esgrimía para expandir las fronteras del Brasil colonial especialmente a través de los difícilmente limitables territorios amazónicos. Fuente: Pacarina del Sur - http://www.pacarinadelsur.com/home/mar-del-sur/160-oro-del-peru-del-cuarto-del-rescate-al-mito-de-el-dorado - Prohibida su reproducción sin citar el origen.
sábado, 9 de noviembre de 2013
El tesoro que Atahualpa pagó por su Rescate
El tesoro que Atahualpa pagó por su Rescate.
Atahualpa, por su vida, hizo a Pizarro (quien aceptó) la siguiente oferta: llenaría el cuarto en que estaba preso, una vez con oro y dos veces con plata, hasta la altura a dónde llegaría el dedo medio de su mano derecha levantada estando de pié, contra la pared. Ese cuarto tenía aproximadamente 6.00 X 6.00 X 2.30 (más o menos la altura a la que Atahualpa llegó). O sea, 6 mts. X 6 mts. X 2.30 mts.= 82.80 mts.3 o, redondeando, aproximadamente un volumen de 82 metros cúbicos o 82 toneladas (así Pizarro recibiría, en toneladas, casi 82 de oro y 164 de plata). Atahualpa había pagado más o menos la mitad cuando le quedó claro que Pizarro lo traicionaría y mataría; entonces, secretamente, mandó que lo no pagado fuera escondido, nadie sabiendo hasta hoy dónde. Otra razón por la cual Atahualpa mandó que no se pagara más fue porque, finalmente, se convenció que el cuarto jamás se llenaría ya que, como se dice hasta hoy Cajamarca, “se lo llenaba de día y se lo vaciaba en la noche” Nuevamente allí se dio el choque de dos civilizaciones con visiones del mundo diferentes: la indígena que cumplía con la palabra empeñada y por eso llenaba; la occidental - española que no cumplía, mentía y así vaciaba porque lo único que le importaba, a cualquier costo, era obtener la mayor cantidad de metal precioso posible. Por estas razones nunca será posible saber cuanto pagó Atahualpa.
Pero asumiendo que hubiera pagado la mitad, o sea, 41 toneladas de oro y 82 de plata. Los cálculos que siguen no son exactos pero sirven para ilustrar la veracidad de la hipótesis siguiente: lo pagado por Atahualpa fue el rescate individual más alto (o sea, caro) que registra la historia humana. A precios actuales eso significaría lo siguiente. La onza troy, utilizada corrientemente en el mercado mundial para los metales preciosos, equivale a 31.1034768 gramos (para ayudar en los cálculo se redondea a 32 gramos). Así, un kilogramo (mil gramos) dividido entre los 32 gramos de cada onza troy resulta aproximadamente igual a 32 onzas troy. El precio de la onza troy es de USA $ 951.00 (novecientos cincuenta y un dólares). Entonces, el precio de un kilogramo de oro es igual a 32 onzas X 951 = USA$ 30,432 (treinta mil cuatrocientos treinta y dos dólares). Así, una tonelada de oro es igual a USA$ 30,432 X 1000 (mil) = USA$ 30’432,000 (treinta millones y cuatrocientos treinta y dos mil dólares). Y así, cuarenta y un toneladas de oro tendrá un precio igual a 41 X 30’432,000 = USA $ 1,247’712,000 (mil doscientos cuarenta y siete millones y setecientos doce mil dólares).
Haciendo exactamente lo mismo con las 82 toneladas de plata y llevando en cuenta que la onza troy de plata tiene por precio USA $ 14.45 (catorce dólares y cuarenta y cinco centavos), el precio de un kilogramo de plata será igual a: 32 onzas X 14.45= USA$ 464 (cuatrocientos sesenta y cuatro dólares). Entonces la tonelada de plata será igual a: 1,000 X 464 = USA$ 464,000 (cuatrocientos sesenta y cuatro mil dólares). Y el precio de 82 toneladas será resultado de: 82 X 464,000 = USA$ 38’048,000 treinta y ocho millones y cuarenta y ocho mil dólares). Sumando el precio de las 41 toneladas de oro = USA $ 1,247’712,000 más el de las 82 de plata = USA$ 38’048,000 da un total de USA$ 1,285’760,000 (mil doscientos ochenta y cinco millones y setecientos sesenta mil dólares).
Así, lo pagado por Atahualpa por su rescate habría sido de USA$ 1,285’760,000 lo cual, sin duda alguna, es absolutamente fabuloso. Casi no hay palabras para describirlo y más si se lleva en cuenta el corto tiempo en que fue reunido (pocos meses entre la captura y la ejecución de Atahualpa) o sea, otra prueba de su abundancia por la facilidad para juntarlo. Aún asumiendo un margen de error extremo o sea que se hubiera pagado un décimo de esa cantidad aún así lo pagado por Atahualpa resulta fabuloso, casi único en la historia humana.
Por otra parte si esas cifras hasta hoy tienen un peso deslumbrante, en el siglo XVI sus equivalentes tenían un peso mucho más grande (como se verá después). Nunca hasta entonces los ambiciosos europeos habían tenido frente a sí tantos metales preciosos juntos lo cual, pocas dudas se tiene, debió contribuir a dar rienda suelta a su ambición ilimitada consolidándose y generalizándose así la idea de que debería existir otro lugar con riquezas aún más extraordinarias y fáciles, casi esperando para ser agarradas y expropiadas usándose, claro, cualquier medio. Por eso no sorprende que, históricamente, el Mito de El Dorado haya surgido después del hecho real del Rescate. Y fue posterior también a otro gran hecho histórico, fabuloso también, como fue el saqueo del Coricancha.
Fuente: Pacarina del Sur - http://www.pacarinadelsur.com/home/mar-del-sur/160-oro-del-peru-del-cuarto-del-rescate-al-mito-de-el-dorado - Prohibida su reproducción sin citar el origen.
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viernes, 8 de noviembre de 2013
El Muki o Muqui, dueño del oro y las minas
Muqui (mitología)
El muqui, muki o anchancho,
es
un duende de la mitología de los Andes centrales en Bolivia, Perú,
Ecuador, y Colombia; el cual se caracteriza por ser minero y, como tal,
su existencia está circunscrita al espacio subterráneo: el muqui habita
en el interior de la mina.
La palabra Muqui resulta de la castellanización del vocablo quechua murik, que significa "el que asfixia" o muriska "el que es asfixiado". En su vertiente huancavelicana,
la palabra muqui sugiere "el acto de torcer", "ahorcar". Por ello, los
antiguos mineros inconscientemente, identificaron al Muqui con el sílice, polvo letal que produce la enfermedad de la silicosis. Aunque también Muki en quechua significa "húmedo" o "humedad". De ahí se dice que el Muki aparece en los lugares donde hay agua.
A pesar de la distancia y el aislamiento de los campamentos mineros,
la creencia y la descripción del Muki es, prácticamente, la misma en la sierra desde Puno, en el sur hasta Cajamarca en el norte del Perú, en el centro hasta Pasco, aunque su nombre varía en algunos lugares. En Arequipa,
por ejemplo, se le llama “Chinchilico”; en Puno, “Anchancho” en Pasco y
la región andina de Bolivia, “Muqui” y en Cajamarca, “Jusshi”. Todas
estas ciudades están localizadas en el Perú.
La fusión (sincretismo)
de la cultura indígena con la cristiana, supuso también la inclusión de
creencias occidentales con respecto a este mito, tal como que las
principales vícitimas de estos duendecillos era los niños moritos,
aquellos que aún no habían recibido el bautismo; incluso se menciona en
algunos lugares del sur del país, que son estos niños no bautizados,
eran quienes se convertían en los duendecillos. Según antiguos relatos,
Los niños que no son bautizados, son raptados por los duendes, los
cuales viven (o se esconden) en las higueras o platanales, para que se
conviertan en uno de ellos. El niño que se encuentra con estos seres,
aparte de recibir un gran susto adquiere una piel muy pálida, por lo que
se recomienda llevar lo más antes posible a una iglesia para que reciba
el Sacramento.
La creencia en el Muki surgiría tanto de las antiguas tradiciones
andinas sobre los demonios y pequeños seres que pueblan el “Uku Pacha” o
mundo de abajo, como de los propios temores y de la necesidad de los
trabajadores de encontrar una explicación a las cosas extraordinarias
que suelen ocurrir diariamente en la labor minera.
Como se advierte, en el imaginario popular, no existe un solo tipo de
Muqui. Así como hay diversidad de elfos mineros a nivel universal,
existen también variedades de Muquis en el mundo subterráneo de los Andes.
Se les conoce por los lugares en que se hicieron visibles. Sus
diferencias son formales antes que de esencia. Así tenemos Muquis de
Huacracocha, de Goyllar, de Morococha, de El Diamante,
de Santender, de la Mina Tentadora, de la mina Julcani, de Excélsior,
por citar algunos de los más conocidos de una inacabable relación que
corresponde a la tradición oral de las minas.
Fisonomía, vestimenta y costumbres
De estatura pequeña, el Muqui no excede los cincuenta centímetros, perteneciendo, estos seres, a la categoría de los enanos.
Para la tradición cerreña, el Muqui es un ser pequeño, de cuerpo fornido y desproporcionado. Su cabeza está unida al tronco, pues no tiene cuello. Su voz es grave y ronca, no concordante con su estatura. Sus cabellos son largos, de color rubio brillante. Su rostro es colorado y está cubierto de vellos. Posee una barba larga, del color blanquecino de la alcaparrosa. Su mirada es penetrante, agresiva e hipnótica, de reflejos metálicos. En otras tradiciones mineras, su cabeza presenta dos cuernos. Éstos le sirven para romper las rocas y señalar las vetas. Su piel es muy blanca y lleva colgado de la mano un farolito (cf. Sosa y Tamara). Además tiene las orejas en punta. (La influencia occidental es nítida en este aspecto de la representación. El diablo, originario de la cultura etrusca y difundido extensamente en el bajo medioevo por el catolicismo, ha sido vinculado con los duendes mineros. Los metalarios del periodo inicial de la alquimia,
atribuían a los duendes, gnomos, kobolds y al diablo mismo, las
perturbaciones en el tratamiento de los metales. Por ejemplo, el nombre
del cobalto deriva de kobold (duende escandinavo) y níquel del diablo mismo, como lo llamaba un sector de alquimistas.)
Habitan en lugares desérticos, atacan produciendo bastante miedo a
sus víctimas o adversarios, se dice que suelen llevarse niños solos e
indefensos; un secreto de personas antiguas para enfrentarlos es
quitarse el cinturón o correa de los pantalones y darles con el cinturón
con mucha fuerza sin dejarse vencer por el miedo.
Su descripción varía de acuerdo a la época. Antiguamente, por la década de los años 1930, se decía que recorría los socavones sosteniendo en la mano, una pequeña lámpara de carburo, abrigado con un poncho hecho de lana de vicuña.
Tenía en la cabeza dos pequeños cuernos relucientes y hablaba con voz
suave. En la actualidad no es muy diferente, aunque ahora vista ropa de
minero, botas de agua y use una linterna eléctrica a batería. A veces el
pequeño duende toma también la forma de animal o de un hombre muy blanco y rubio para presentarse a los mineros y engañarlos.
Consecuente con las exigencias del trabajo, el Muqui usa casco, ropa
de minero y calza botas claveteadas. En otras tradiciones, se le
representa como un geniecillo vestido de verde musgo, a veces con una finísima capa de vicuña o con el traje impermeable que usan los mineros. Generalmente, porta en la cintura una lámpara, ya de carburo, ya eléctrica, según el avance teconológico de la mina. Lleva un shicullo, soga de pelos de la cola del caballo, atado a la cintura. Camina como pato, pues sus pies son de tamaño anormal. Sus extremidades inferiores pueden adoptar la forma de las patas de un ganso o cuervo. Asimismo, pueden tener la punta hacia atrás. Por ello su ropa les cubre hasta los pies. Los curiosos esparcen ceniza o harina en su camino para auscultar la huella que dejan a su paso.
El Muqui puede andar solo o acompañado: refieren, algunos
informantes, episodios protagonizados por varios Muquis formando grupos;
otros dan fe sobre su inclinación de vivir solos. Pueblan, estos seres,
un mundo de eterna oscuridad, sin tiempo. No se le ha visto envejecer,
pareciera que el tiempo no le afecta. Y, en su sorprendente existir, se
torna visible o invisible a los ojos
mortales. Los Muquis gustan de lanzar penetrantes silbidos. Éstos,
anuncian peligro y salvaguardan a los mineros de su simpatía. En otras
ocasiones, producen desconcierto y miedo. Los Muquis, son comunicativos. Hablan a los oídos,
conversan en los sueños, poseen un extraño poder premonitorio. Esta
energía dialogal es sentida, vitalmente, por las gentes de las minas. El
Muqui no gusta de los agnósticos. Le molesta que duden de su existencia.
El Muqui se inmiscuye en el destino de los trabajadores del socavón, gratificándolos o escarmentándolos. Es un misterioso enano conocido como el dueño de las minas.
El Muqui es un duende investido de poder. A su voluntad, hace
aparecer o desaparecer las vetas (veta de oro). Está atento a las
obsesiones, resentimientos, ambiciones y frustraciones de los mineros.
Y, al tiempo que demuestra simpatía hacia unos, genera castigo y
escarmiento a otros. Puede aliviar el trabajo, ablandar las vetas o
endurecerlas, si prefiere. Suele conceder favores, establecer pactos,
sellar alianzas, llegar a acuerdos a plazo fijo, que cobra puntual e
inexorablemente. Pues, estos donantes de la buena o mala suerte, poseen
un código de honor preciso y reservado. Su ética
exige discreción y reciprocidad en sus pactos. De allí que los amigos
del Muqui sean personas de opiniones reservadas y criterios parcos.
La mayoría de relatos coinciden en que es posible atrapar al Muqui y hacer “pacto” con él para enriquecerse. En el caso más frecuente el enanito de las minas ofrece al trabajador hacer su “tarea” a cambio de coca, alcohol y hasta de la compañía de una mujer
para mitigar su soledad. Pero casi siempre el resultado del pacto es
trágico, pues a la larga de una u otra manera el minero incumple y el
Muqui se venga quintándole la vida.
El Muqui se abstrae en el juego o el trabajo. Por esa razón bien
puede observársele sin que lo advierta. En esa circunstancia, los
audaces, logran cogerlo y sujetarlo con el shicullo. En tal caso,
al Muqui "se le amarra sólo con soga de cerda de caballo, porque hasta
el alambre lo rompe" (cf. Huanay: 78-79). Enseguida, se lo cubre con la
misma ropa de su captor. Este secreto, lo inmoviliza. Ha habido mineros
que habiéndolo amarrado lo han amenazado con llevarlo a la luz y el Muqui se ha vencido, sabedor de su debilidad: los reflejos del sol lo desvanecen y matan.
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jueves, 7 de noviembre de 2013
El Oro ligado a la mitología y a la espiritualidad
El Oro ligado a la mitología y a la espiritualidad
Muchas son las historias fantásticas y leyendas que se han creado alrededor del Oro a través de los siglos. A nivel de espiritualidad su presencia ha sido fundamental para diversas creencias y ritos religiosos. La fascinación por él se ha mantenido hasta nuestros días, aunque las connotaciones han ido cambiando con el tiempo. Su energía es como un aura positiva, lo que lo convierte en el metal precioso por excelencia.
En la mitología encontramos historias fascinantes como la de Jasón y el Vellocino de Oro. Jasón hijo de Eson rey de Yolcos en Tesalia, quien fue asesinado por su hermano Pélia, razón por la cual le es encomendada la crianza de Jasón al centauro Quirón. Años más tarde Jasón regresa para reclamar el trono que le pertenece, momento en el cual Pélias le pide que vaya por el Vellocino. A bordo de su barco Argo y acompañado por sus argonautas, se hizo con el Vellocino de Oro y posteriormente recuperó su trono.
Otra de las historias famosas es la de la Maldición del Rey Midas, Sileno mentor de Dionisio, extraviado en las tierras del rey, este le acoge y alberga. En agradecimiento Dionisio le concede un deseo: el rey ávido de riqueza, le pide la facultad de transformar todo lo que toque en Oro. Pero incapaz de comer, beber, o de tocar a su esposa el rey suplica deshacer el don que se había convertido en una maldición para él, para ello debió seguir las indicaciones del dios, y meter su cabeza en el rio Pactolo, y de esta manera regresó a la normalidad. Probablemente esta leyenda explicaría el carácter aurífero del rio al cual la región de Frigia debe una parte de sus riquezas.
Moisés, gran personaje de la historia religiosa, durante su ascensión al Monte Sinaí, en búsqueda de los 10 mandamientos, se encontró con un pueblo hebreo liberado del yugo del Faraón, le pidieron a Aarón fabricarles un ídolo de Oro: el ternero o becerro de Oro, al cual adoraron. Al bajar del monte, Moisés, fue preso de una terrible cólera por dicha idolatría (prohibida por el tercer mandamiento), y rompió las tablas de la Ley sobre una roca.
Si nos trasladamos a la era prehispánica, nos encontramos con El Dorado y la Ciudad del Oro. El Dorado es un poblado mítico de América del Sur, más exactamente en lo que se conoce hoy como Bogotá, este mito fue difundido por los conquistadores españoles. Este poblado maravilloso, supuestamente recubierto de oro, inicio carreras por la conquista durante cuatro siglos. Los españoles jamás encontraron este sitio, pero en cambio pillaron el Oro de los Incas.
lunes, 4 de noviembre de 2013
LA HISTORIA REAL COMO FUERON OCULTADOS LOS TESOROS
Esta historia no está
escrita en ningún libro, esta versión
que estoy escribiendo por primera vez corresponde a la deducción de mis estudios de investigación basada en la
recopilación de muchos relatos orales. Estoy muy seguro que provocará polémicas
y muchos cuestionamientos, pero las futuras investigaciones y hallazgos me
darán la razón, provocando nuevas corrientes de pensamientos aunque en los más escépticos.
En 1822, un año después de la independencia del Perú, el general
José de San Martín solicitó un préstamo de 1.200.000 libras esterlinas.
Cada libra era de oro puro y pesaba 8 gramos. Que pasaría a administrar la junta
de accionista bajo la presidencia de José de san Martin. Durante todos esos
años círculo la libra esterlina. En 1879 y 1883 se da la Guerra del Pacifico Perú – Chile. Chile, a medida que avanzaba, realizaba saqueos en
todo el territorio peruano. Faltando unos 3 días para que el ejército chileno
llegue Lima y al ver que las libras esterlinas del gobierno peligraban, los
gobernantes del Perú tomaron sus
precauciones. Acá empieza la historia…
En aquel tiempo, el
presidente de la junta que administraba el tesoro y dinero del país, era un
español. Al ver que los chilenos ya estaban cerca, los objetos de oro, las libras
esterlinas y otros tesoros del país fueron encomendados a esta persona,
asignándole un séquito compuesto por 300 soldados y 600 mulas para transportar y ocultar todo hasta que pase la guerra. Cumpliendo las
ordenes emanadas de la superioridad los
tesoros fueron enterrados en lugares
lejanos. El español iba anotando y describiendo en clave los lugares donde quedaban escondidos los
tesoros y dejaba señales en las piedras
y en las faldas de los cerros, a fin de
garantizar su seguridad. Durante el camino iba dejando y enterrando los tesoros separando dos hombres y
cuatro mulas en diferentes lugares. Describía el nombre de los pueblos, de los
ríos y lagunas. Daba cicuta a los
soldados y los enterraba junto a los tesoros para evitar poner en riesgo los
tesoros del estado. Las descripciones parecen corresponder a la ruta que en la actualidad abarca los departamentos de Junín, Pasco, Huancayo y
Huánuco.
Cada mula transportaba
cincuenta kilos en una alforja, veinticinco kilos por lado entre oro,
plata, libras esterlinas, diamantes y
piedras preciosas. Que, como ya lo
dijimos más arriba, fueron enterrados en los encañadas de los ríos, debajo de enormes
piedras, en muchos lugares inimaginables, pero eso sí, siempre señaladas con
claves. Los he visto pero no logro aun descifrarlos.
El español, al
finalizar su misión retorno a Lima
después de casi dos meses. Al darse cuenta que era el único poseedor del
cuaderno, decidió marcharse, zarpó en el año 1883 del puerto del Callao rumbo a
España sin dejar rastros. Mientras el
país estaba ocupado en la guerra nadie lo buscó, pues el que había dado la
orden murió en la guerra con Chile. Recuerden que esto es real.
¿Demonios y como sabes
esta historia? Se estará preguntando el lector. En 1963 aparece otro español,
era el bisnieto del español fugitivo
responsable de los entierros de los tesoros. El bisnieto contrata un guía y se
dirige a la sierra central en
ferrocarril. Contrata veintidós hombres y al llegar a Huancayo basándose en las descripciones del cuaderno del bisabuelo logra desenterrar el
primer entierro . La descripción decía
así: “Debajo de la mama pancha
con donde nace su hijo menor se van a
tomar agua de mucha sed y un numero 2”.
La clave indicaba un
cerro que asemejaba una figura de mujer
y una figura de un bebe, en cuya cabecera nacía el riachuelo. En aquel lugar hallaron dos cargamentos de esterlinas y objetos en oro. El
bisnieto llego a desenterrar en otros
tres lugares más, pago a sus hombres y
retornó a España con el cuaderno. Recién empiezan a circular los primeros rumores. Diez años después, en 1973 regresa
nuevamente con el cuaderno y contrata un nuevo guía que lo lleve a Huánuco, a la provincia de
Ambo, allí contrata un grupo de obreros y
se dirigen a Maray Pata hasta el
lugar llamado Yurac Caballo.
En Maray Pata tratan
de ubicar la descripción y descifrar la señal, al no lograrlo, pernoctan en el lugar, al amanecer del día siguiente ubican
un lugar, pero al amanecer del tercer día el español al despertar se da con la ingrata
sorpresa de no poseer más el cuaderno, vociferando y rogando buscó el libro por
quince días, llego a ofrecer la mitad del tesoro a quien lo encontrara. Pero al
ver que sus esfuerzos eran vanos, no tuvo más remedio que retornar a su país.
Desde ese entonces la gente va y viene en búsqueda de tesoros.
Repito he estado allí y he visto las
claves. También he participado en los rituales de sacar oro tapado. Una cosa
les digo: “Nunca se metan con cosas que no conocen. La metafísica da explicaciones para los que quieran profundizar”.
Saben ¿Por qué no
habrán en ningún lado, las muestras de estas libras esterlinas?,
Pues han sido ocultadas y
enterradas.
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